Nuestra propuesta

Isabel desembarcó en Buenos Aires en 2009 para inaugurar una categoría inédita en la ciudad. Un bar de nivel internacional por su propuesta de ambientación, cocktelería, gastronomía, música y calidad de sonido. Isabel es un clásico que supo mantener vigencia, una referencia imperdible de Buenos Aires que conjuga como nadie diversión y sofisticación

Gastronomía

Nuestra carta fue creada conjugando los sabores y productos de la cultura peruano-japonesa. Esta propuesta nikkei se renueva semestralmente, proponiendo distintas opciones de sushi, pero complementando con otros platos que dan protagonismo a los mariscos y los pescados. Las carnes rojas y las opciones plant based también están siempre presentes en nuestra carta.

Cockteleria 

Una barra pionera en Buenos Aires en lo que a alta coctelería se refiere. Creada por Tato Giovannoni, incluye los clásicos, creados a la perfección, al tiempo que se mantiene a la vanguardia, presentando novedosas propuestas con mezclas e ingredientes poco convencionales que despiertan la curiosidad.

El lugar 

Nuestro espacio 

Elegido por Condé Nast Traveler, Vogue, y Wallpaper por su concepto, diseño, el público que lo frecuenta, y la elegancia que destaca a ISABEL ya que combina alto diseño, terciopelos y exóticas maderas con una cuota de rebeldía y diversión.

El techo, lo más impactante -inspirado en el Whitney Museum of American Art de Nueva York-, actúa como modelador sensorial al cambiar sus luces al son de la música, combinando el diseño original de Marcel Breuer con la última tecnología de escenario de festivales musicales internacionales.

La barra de ISABEL, de siete metros de largo, hecha íntegramente en espejo y bronce, sostiene los mejores licores del mundo y los vinos argentinos más representativos e interesantes.

 

Las paredes y puertas de los baños están íntegramente revestidas en espejos generando una sensación de infinita multiplicidad.

 

Cuenta con un espacio al aire libre, un patio de piedra blanca revestido por jazmines y enredaderas, que dan privacidad y enmarcan el cielo porteño.